miércoles, 12 de agosto de 2009

Libélula (Prosa)


Mientras las egoístas personalidades ahuyentaban los problemas hostiles, ella
paseaba libre y tranquila, sola, con el fin de hacer lo que de verdad sabía. Cruzaba el charco con la elegancia de una musa y con la inteligencia de un anciano sabio. Las alas, cortas y endebles, pero resistentes para espolvorear la esperanza que en aquellas mentes que lo necesitaran. Las aguas, estancadas, mugrientas y pudientes, sin salida alguna para evacuar aquello innecesario y
e inservible. Recibían aquella nieve dorada como un poseso sin espíritu alguno.
Veían aquella endeble figura como un ejemplo a seguir, porqué al ser poca cosa, ella sola se valía por si misma, sin más, siendo el peregrino dando caramelos de esperanza, por todas aquellas aguas extrañas que se iba encontrando el camino.
¿Y cuál es el fin?
El fin consiste en eliminar a todo guerrero vencido…


gbc

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