sábado, 19 de septiembre de 2009

Caballero (Poesía)


Dos gotas surcaron la cara blanca
Árida piel iracunda por un sueño
Sandio, los chillidos de la tizona ronca
Resonaban en su cabeza con un ingente empeño.
La sangre corría por la hierba mojada
De occisos mutilados, llovía en su ceño
Gotas rojizas. La jindama en sus huesos calada,
Levanto mirada a la llanura, sin dueños
Los montículos de cuerpos, agua salada
Se escurrió por la mejilla y cayó en el mar del llanto,
Arrepintiéndose y negando feliz vida.
El filo del frío acero atravesó sus entrañas
Dejando desdichadas matanzas y sus valoradas hazañas.
gbc

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