Una noche fría de verano y un abrazo dónde encontrar calor. Un beso (que tiernos parecen ser sus labios). El mundo pasa, sigue su curso, aunque la sensación de los enamorados es de tranquilidad. A él le arde el corazón cada vez que su cuerpo roza con el suyo. A ella su mirada le da protección.
Sin querer, el silencio de la noche se rompe cuando empiezan una conversación de suaves susurros de oreja a oreja:
- ¿Qué crees que pasará mañana?
- ¿Qué quieres decir, no te entiendo?
- Con nosotros.
- No lo sé. Solo sé que el mañana vendrá por mucho que te empeñes. Vive el aquí y ahora; vive el tú conmigo.
Una sonrisa se dibujo en su rostro, mientras le contesta:
- Tu has vuelto a darle vida a este corazón de madera, yo antes lo tenía de hielo. Temo que cómo me has dado la vida, puedas arrebatármela en cualquier momento.
- No temas por eso, yo tengo el calor que necesitas.
gbc
Fotografía: Audrey Hepburn y George Peppard en Desayuno con Diamantes (1961)
No hay comentarios:
Publicar un comentario